Reproduzco un artículo publicado por Marcelo Martín en su blog hace algunos meses en el que expone con profundidad, y con una sana ironía, algunas de las razones por las que merecería la pena no elegir la clase de religión en la escuela. Aunque al terminar de leer el artículo, quizá las conclusiones sean otras…
1. Como el problema de encontrar un sentido a la aventura de vivir parece demasiado grueso, lo mejor que podemos hacer es no enfrentarlo de momento, ni clarificar las opciones, ni formarnos para el ejercicio de la libre conciencia frente a las preguntas fundamentales. Total, lo que se impone es ir tirando con lo que la vida nos vaya dando, y no liarnos más.2. Hemos llegado a la conclusión que se puede comprender cabalmente la cultura y la historia europea sin conocer sus raíces cristianas. El gótico, los temas de la pintura del renacimiento, las grandes obras de la literatura o del pensamiento, los podemos entender perfectamente sin conocer la tradición cristiana, ni leer la Biblia ¡Faltaría más!
3. Para el logro de una sana convivencia ciudadana, en un clima de respeto y tolerancia frente a la diversidad del mundo globalizado, lo mejor que podemos hacer es pasar sin más de lo religioso, desconocerlo, silenciarlo, obviarlo, actuar como si no existiera. No se necesita conocer el cristianismo y las demás tradiciones religiosas para ser una persona tolerante y abierta, en diálogo con la cultura y las cuestiones de hoy.
4. Para reflexionar sobre los problemas básicos de la ética, tanto a nivel individual como social, no se necesita conocer la visión cristiana, y su fundamentación, ante determinados temas. En realidad, aunque las opciones religiosas de las personas tienen consecuencias en el plano de la vida moral, no requerimos conocer las razones que les asisten, desde la perspectiva de su fe, para formarnos un juicio crítico sobre lo que realmente piensan los creyentes.
5. Hemos llegado a la conclusión que estudiar el hecho religioso, y el hecho religioso cristiano, no es relevante para la formación integral del individuo. Lo educativo debería limitarse a las asignaturas instrumentales, o a aquellas materias que ofrecen un conocimiento racional, objetivo, y comprobable, según el modelo de las ciencias naturales. Dado que la Religión, junto con otras disciplinas de las humanidades, no se someten a ese esquema, lo mejor es, sencillamente, no estudiarlas, y san se acabó.
Para leer las conclusiones de este artículo, invito a visitar la fuente original: El blog de Marcelo.
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