Pablo J. Ginés
Un anuncio en una sala de cine: un futbolista marca un gol decisivo, una modelo deslumbra en la pasarela, un escalador alcanza una cima y contempla la inmensidad de las montañas. Son rostros famosos, conocidos en Inglaterra, son triunfadores. Miran a la cámara, sonríen sí, pero preguntan: “¿hay algo más en la vida que esto?” “Curso Alpha; explora el significado de la vida”, dice una voz en off. Y en pantalla una dirección: alpha.org
El año pasado 2 millones y medio de personas vieron los anuncios de Alpha en los cines ingleses, en un país donde hay más musulmanes los viernes en la mezquita que anglicanos los domingos en la iglesia nacional. Pero esto puede cambiar. A lo largo de los años, más de 2 millones de ingleses han hecho el curso Alpha, y se calcula que otros 5 millones de personas lo han realizado en el resto del mundo.
Llegan numerosos adultos a los párrocos anglicanos queriendo bautizarse o confirmarse porque “encontré a Dios en un curso Alpha”.
El 22% de los adultos en el Reino Unido ya sabe lo que es Alpha: saben que es un curso para “explorar” la propuesta cristiana, con buena comida, charlas, café y té, haciendo amistades. “Dialogar sobre el cristianismo en un entorno que sea acogedor para el no creyente y el que no va a la iglesia”, insisten los manuales de Alpha.
La prensa ya ni se molesta en explicar en titulares lo que es Alpha. Los contenidos del curso, nacidos en una parroquia anglicana, son válidos para católicos, baptistas, metodistas, presbiterianos... Alpha recomienda a parroquias de distintas denominaciones de una misma localidad que impartan el curso conjuntamente y que avisen al diario local.
Para la prensa regional es una noticia local, es positiva y alegre (“parroquias católicas, anglicanas y metodistas de nuestra ciudad, juntas en la Gran Cena de Alpha”) y es fácil publicar testimonios de conversión con un esquema parecido a éste: “yo antes ignoraba a Dios y mi familia era un desastre; en Alpha conocí gente, hablamos de cosas importantes, me encontré con Dios, ahora mi vida ha cambiado también la forma en que trato mi familia”.
La “fórmula de Alpha”
Alpha consiste en 10 encuentros semanales y un fin de semana de retiro. La gente que en este curso descubre o redescubre la fe no se queda en Alpha: se incorpora a la iglesia local.
Alpha es eficaz porque está diseñado para apelar a la persona en sus diversas facetas: la dimensión sociable (cada sesión Alpha incluye una cena en la que está prohibido hablar de religión), la dimensión intelectual (se imparten muchas charlas –o se ponen en vídeo- tratando temas básicos para entender el cristianismo y posibilitar una opción plena por él) y la dimensión experiencial (avanzado ya el curso, se reza y se anima a la gente a tener experiencia espiritual del amor de Dios, abrirse a “sentir a Dios”).
A unos lo que les atrae son las cenas, a otros les gustan los argumentos, muchos son impactados por la experiencia espiritual, pero nadie se siente juzgado, atacado, regañado o fuera de sitio. Todos agradecen conocer gente con la que hablar de “las cosas importantes de la vida”. La fórmula de Alpha es “tratar a los invitados como anfitriones: que se sientan muy a gusto”.
“Como anfitriones con sus invitados”
Las veladas de Alpha muchas veces no se celebran en las parroquias, sobre todo si las instalaciones parroquiales son frías, inconfortables, si no son acogedoras. Un comedor grande de una casa, adecuadamente ambientada, o una gran sala en un restaurante, pueden ser una opción. El concepto es “que sea acogedor y que no sea clerical”. Una parroquia puede servir si se ambienta adecuadamente.
Tras la cena (que debe ser una “buena cena”, con primer plato, segundo plato, postre, en cantidad y calidad), se imparte la charla. Si no se tiene un conferenciante adecuado, se pone el vídeo con una enseñanza impartida por Nicky Gumbel, el “diseñador” de Alpha y máximo responsable de la parroquia Holy Trinity Brompton, la sede de Alpha, en Londres.
Tras la enseñanza, los asistentes se reúnen en grupos pequeños, por lo general 8 invitados (que perfectamente puede ser gente alejada de la fe en su mayoría), con dos responsables del grupo y dos ayudantes. Mientras toman té, café y pastitas en un ambiente distendido, charlan sobre lo que han oído.
Hablar en libertad
No importa que los invitados digan cosas muy alejadas de la fe cristiana (“esta charla estaba bien, pero Cristo era un ser de otra galaxia y yo me he reencarnado y Dios no existe y además es Mujer...”). Todos deben ser escuchados con respeto y atención. También animados a participar, sintiéndose libres. Para asegurarse están los responsables de grupo. A menudo la pregunta que hacen es “¿qué sientes acerca de este tema?”, porque todo el mundo puede hablar acerca de sus sentimientos y no hay una respuesta incorrecta: tus sentimientos son los que son.
Un invitado puede replicar y refutar a otro –siempre en tono cordial y entre galletitas- pero los moderadores no pueden hacerlo. La enseñanza ya la ha dado el conferenciante: estamos en una época postmoderna y hay que dejar que todos digan “su discurso”.
El moderador –que es siempre un cristiano con las ideas bastante claras- a menudo responde a auténticas barbaridades con un respetuoso “vaya, qué interesante” o un cordial “nunca lo había oído así; gracias”. No es su papel impartir doctrina en las charlas de café, la doctrina ya se ha impartido.
La estructura de un curso Alpha
En sí, las charlas de Alpha ya imparten bastantes contenidos, y son estos:
Cena de Invitación: es una gran cena introductoria; la charla tiene por título “¿Hay algo más que esto en la vida?”
Sesiones semanales:
Sesión 1: -¿quién es Jesús?
Sesión 2: -¿por qué murió Jesús?
Sesión 3: -¿cómo podemos tener fe?
Sesión 4: -¿por qué debería rezar? ¿Cómo rezar?
Sesión 5: -¿cómo debería leer la Biblia? ¿Por qué leerla?
Sesión 6: -¿Cómo nos guía Dios?
Tras la 6ª sesión suele haber un retiro de uno o dos días, en fin de semana. En el retiro los temas son ¿quién es el Espíritu Santo?; ¿qué hace el Espíritu Santo? y ¿cómo llenarme de Espíritu Santo?
En este retiro hay ocasión para que quienes lo deseen recen pidiendo que el Espíritu Santo toque sus vidas, o que pidan a otras personas que recen por ellos –por ejemplo, a los líderes y ayudantes, gente de confianza tras 6 sesiones de cenar juntos-. Mucha gente reflexiona y se ve marcada por estos retiros. Para otros es una ocasión de relajarse y divertirse porque hay mucho tiempo libre y ocasiones para la diversión.
Los que no han acudido al retiro quedan intrigados al ver cómo un encuentro ha impactado a sus compañeros de curso que cuentan sus experiencias. A menudo, personas poco interesadas en los aspectos intelectuales del curso son las más transformadas por la experiencia del retiro.
Sesión 7: ¿cómo resistir el mal?
Sesión 8: ¿Cómo podría contárselo a otros? ¿Por qué?
Sesión 9: ¿Sana Dios hoy?
[en esta sesión no se debate en grupos, sino que se reza por enfermos o gente que necesite oración].
Sesión 10: ¿Qué pasa con la Iglesia?
[en esta sesión, ya la última, además de hablar de la Iglesia en general, se explican a los anfitriones las ofertas de la parroquia local; comunidades y grupos, posibilidad de ayudar en Caritas, o en la acogida de inmigrantes, o catequesis de adultos, o ayudar con los niños, etc...]
Gran Celebración Final: es una gran cena, con una banda de música –jazz generalmente- a menudo cerca de Navidad, para celebrar que los invitados han acabado el curso. Se anima a los invitados a traer a sus amigos, parientes, novios, compañeros de estudios o trabajo... No se hace nada “cristiano”, excepto una breve charla sobre “¿Hay algo más en la vida que esto?”... e invitar a todos a acudir al siguiente curso Alpha.
Además, unos testimonios salen al escenario a explicar en tres minutos como Alpha ha cambiado sus vidas. Se incluye alguno que diga –sinceramente- que “sigo siendo agnóstico, no sé si hay un Dios, pero en Alpha lo he pasado bien, he pensado, he hecho amistades y he cenado muy bien; os lo recomiendo”.
Gran parte de la efectividad de Alpha radica en que los invitados de un curso invitan entusiasmados a gente de su entorno; debe haber dos o tres cursos Alpha al año en una determinada parroquia para optimizar su utilidad.
Financiación
¿Y quién paga todo esto? El curso y la comida, y los manuales que se reparten, son gratuitos para los invitados. Pero se aceptan donativos. A partir de la tercera comilona gratis, la mayoría de la gente se siente moralmente obligada a pagar algo. Si además pasan las semanas y la gente siente que está recibiendo algo que no había encontrado en ningún otro lugar (amistad, fe, compañerismo, escucha...) es normal que muchos sean generosos.
En cualquier caso, una parroquia o movimiento debería siempre estar dispuesta a dedicar dinero para evangelizar. Si mis parroquianos son del tipo que no abren el monedero para apoyar, entonces es que mis parroquianos son precisamente del tipo que necesita recibir un Curso Alpha.
Alpha en otros ambientes
Los cursos Alpha han ido creciendo y adaptándose a diversos ambientes. Son un auténtico fenómeno sociológico y cuanto más crecen mejor funcionan.
Alpha en las Fuerzas Armadas se ha impartido en el ejército británico de forma esporádica desde 1994 y oficialmente desde el 2003. “No hay ateos en una encerrona”, recuerda la propaganda.
“Alpha provee de un entorno seguro para afrontar las grandes cuestiones de la vida, en vez de dejar que sean una distracción en momentos críticos”, dice el folleto dirigido a militares, incluyendo citas del Mariscal Montgomery –el rival de Rommel en África del Norte durante la Segunda Guerra Mundial- recomendando formación moral y religiosa para los soldados porque “el propósito moral es el factor individual más poderoso en la guerra”.
“Yo me apunté al curso Alpha porque hacer cursos es a lo que nos dedicamos los militares para ir ascendiendo”, dice Paul Cowley, antiguo francotirador en las Malvinas, miembro de bandas juveniles y hoy responsable de Alpha en las Fuerzas Armadas y en Prisiones.
En Bosnia las tropas inglesas reciben Alpha hace 10 años; en Afganistán lo siguen las tropas canadienses. En Irak se imparte a norteamericanos en Falluja y a británicos en Basra. En Australia los imparte el principal capellán castrense anglicano. En Hungría el obispo castrense católico recomienda a sus capellanes impartir Alpha. En Kosovo han seguido el curso tropas alemanas.
Alpha en las Prisiones se imparte en 60 países de todo el mundo y en el 80% de las cárceles británicas. En EEUU, en 68 prisiones. En Canadá, en 50 centros penitenciarios. En Australia, en el 30% de las cárceles.
Es una ocasión para muchos presos para encontrarse –a menudo en la capilla- con amigos de otras áreas de la prisión, comer, charlar, aprender cosas... y cambiar de visión de la vida. Cuando un interno muy tenido o respetado se convierte en Alpha, arrastra a muchos otros: así sucedió en el primer curso en prisiones.
Alpha además ofrece un servicio de seguimiento con exconvictos: las parroquias pactan con Alpha atender de forma especializada a las personas que salen de la cárcel; así se reduce muchísimo el índice de reincidencia en el crimen.
Los reincidentes cuestan al Reino Unido 11.000 millones de libras al año: el Gobierno ve Alpha con buenos ojos porque de las personas que han seguido Alpha (más de 40.000 prisioneros en el Reino Unido hasta ahora) muy pocas vuelven al crimen.
Mucha gente está muy ocupada, no puede ir de cena, no piensa acercarse a una iglesia, no tiene con quien dejar a los niños... Pero estas personas aceptarían un desayuno en sus oficinas, en su sitio de trabajo, con otros colegas, en los que se hablase de los temas de Alpha.
Alpha en el lugar de trabajo es un Alpha en sesiones más cortas (máximo 70 minutos), con desayuno en vez de cena, yendo al sitio de trabajo en vez de pedir que acudan a nuestros locales habituales. El retiro también suele ser más breve (un sábado, por lo general).
Nació en un despacho de abogados (el anfitrión invitó a amigos abogados no creyentes o alejados de Dios) y hoy se ha impartido en hospitales, comisarías, fábricas, oficinas, incluyendo Deutsche Bank, Disney, Ford Motor, Shell Oil, etc... “Funciona, puedo dar testimonio; de hecho funcionó conmigo, vieja y snob” dice Susan Lee, editora de la revista Forbes.
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Además Alpha tiene variantes para Jóvenes y para Universitarios. También hay un curso de preparación al matrimonio y otro de matrimonios ya casados, que no son cursos Alpha pero pueden combinarse. En algunos países africanos, el curso de preparación al matrimonio (cinco sesiones) atrae a parejas de novios no cristianas, a las que se invita enseguida a participar en un curso Alpha.
Una parroquia “alpha-betizada”
Holy Trinity Brompton, la parroquia anglicana sede de Alpha, enclavada cerca de una zona céntrica y de alto standing en Londres como es South Kensington, acoge numerosos cursos Alpha, sin cesar, todo el año. Además tiene cursos de “Sanación post-aborto”, “Luto y pérdida”, “Recuperarse tras el divorcio y la separación”, “Curso sobre ser padres” e incluso uno especializado en “Curso sobre ser padres de adolescentes”. También hay formación continua para líderes de jóvenes, de música cristiana, etc...
Todos estos cursos no son cursos Alpha, aunque interactúan con ellos, a menudo como una especialización, un servicio a quienes han recuperado la fe en Alpha. La parroquia y Alpha también colaboran en la gran campaña ecuménica que las iglesias inglesas (los católicos a través de su agencia humanitaria Care) contra el tráfico de personas, la esclavitud infantil y sexual y los trabajos forzados.
La actividad incansable de una parroquia que ha renovado la vida espiritual de millones de ingleses al difundir Alpha, sus servicios religiosos intensos, llenos de jóvenes vibrantes en un país en que el cristianismo va de capa caída, marcan una señal de por dónde va a ir la nueva evangelización de Europa y de todo el mundo.
Más información sobre los Cursos Alpha en América Latina: