Misión del Espíritu Santo:
· El Espíritu Santo es santificador: Para que el Espíritu Santo logre
cumplir con su función, necesitamos entregarnos totalmente a Él y dejarnos conducir
dócilmente por sus inspiraciones para que pueda perfeccionarnos y crecer todos
los días en la santidad.
· El
Espíritu Santo mora en nosotros: En San Juan 14, 16, encontramos la siguiente
frase: “Yo rogaré al Padre y les dará otro abogado que estará con ustedes para
siempre”. También, en I Corintios 3. 16 dice: “¿No saben que son templo de Dios
y que el Espíritu Santo habita en ustedes?”. Es por esta razón que debemos
respetar nuestro cuerpo y nuestra alma. Está en nosotros para obrar porque es
“dador de vida” y es el amor. Esta aceptación está condicionada a nuestra
aceptación y libre colaboración. Si nos entregamos a su acción amorosa y
santificadora, hará maravillas en nosotros.
· El Espíritu Santo ora en nosotros: Necesitamos de un gran silencio
interior y de una profunda pobreza espiritual para pedir que ore en nosotros el
Espíritu Santo. Dejar que Dios ore en nosotros siendo dóciles al Espíritu. Dios
interviene para bien de los que le aman.
· El
Espíritu Santo nos lleva a la verdad plena, nos fortalece para que podamos ser
testigos del Señor, nos muestra la maravillosa riqueza del mensaje cristiano,
nos llena de amor, de paz, de gozo, de fe y de creciente esperanza.
SABIDURÍA: Nos
permite entender, experimentar y saborear las cosas divinas, para poder
juzgarlas rectamente.
ENTENDIMIENTO: Por él,
nuestra inteligencia se hace apta para entender intuitivamente las verdades
reveladas y las naturales de acuerdo al fin sobrenatural que tienen. Nos ayuda
a entender el por qué de las cosas que nos manda Dios.
CIENCIA: Hace capaz a nuestra
inteligencia de juzgar rectamente las cosas creadas de acuerdo con su fin
sobrenatural. Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe las cosas del mundo.
CONSEJO: Permite que el alma
intuya rectamente lo que debe de hacer en una circunstancia determinada. Nos
ayuda a ser buenos consejeros de los demás, guiándolos por el camino del bien.
FORTALEZA: Fortalece al alma para
practicar toda clase de virtudes heroicas con invencible confianza en superar
los mayores peligros o dificultades que puedan surgir. Nos ayuda a no caer en
las tentaciones que nos ponga el demonio.
PIEDAD: Es un regalo que le da
Dios al alma para ayudarle a amar a Dios como Padre y a los hombres como
hermanos, ayudándolos y respetándolos.
TEMOR DE DIOS: Le da
al alma la docilidad para apartarse del pecado por temor a disgustar a Dios que
es su supremo bien. Nos ayuda a respetar a Dios, a darle su lugar como la
persona más importante y buena del mundo, a nunca decir nada contra Él.
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